viernes, 24 de julio de 2009

El futbol no espera.

Hablar del futbol peruano debe ser como hablar del cáncer, nadie sabe la causa específica que lo produce, sólo factores y casi ninguna cura, pero si somos consientes de los fuertes dolores que aqueja. Como todo cáncer terminal, el diagnóstico oportuno fue tardío y la calidad de vida nunca estuvo presente, es decir nunca, recibió un tratamiento adecuado. El futbol peruano es un caos, y no es nuevo decir esto; pero a diferencia de todo cáncer que sólo nos espera guardar por el día del deceso, el futbol tiene el don de la inmortalidad y la pasión que despierta, revive en cada mundial, en cada copa, en cada campeonato. Decir que no pensemos en un mundial sino de aquí hasta 8 años más, como mínimo, es una utopía. El hincha, como somos todos, no sabe de esperar, no quiere hacer vigilia a los denominados “proyectos”, sólo tiene hambre de victoria y de goles. Por eso al igual que pretendemos entablar un proyecto que rinda frutos a décadas posteriores, debemos buscar a la par, presentar la mejor escuadra posible para entablar una próxima eliminatoria de manera digna y oportuna. Un entrenador que coma futbol, que sueñe futbol, que respire futbol, unos jugadores medianamente enfocados a conseguir objetivos y claro, unos dirigentes que entiendan el proceso del futbol, es tal vez la fórmula más simple y escasa del futbol peruano. Buscar que los dirigentes entiendan el proceso del futbol, indica un genocidio dirigencial actual; no habría que confiar en los presidentes de clubes, tampoco en algunos ex futbolistas, ni mucho menos en las bases., esto refiriéndome en el entorno de la Federación Peruana, de ahí, ninguna amnistía. Confiar en algunos dirigentes que aparentan seriedad, algunos ex futbolistas de preferencia, exitosos, lúcidos y actualizados, periodistas deportivos sanamente examinados de plagas de intereses. Aquellos deberían tener capacitaciones en el extranjero, practicas menores en oficios similares, como ocurriría en toda profesión; que entienda el proceso futbol, como negocio, como estado e institución, como cultura y sobre todo como pasión. El dirigente debe tener esa visión innovadora, que trae cosas nuevas y odia el continuismo, la experiencia de viejo zorro, que se refleja en la toma de decisiones, un amor al trabajo y al orden, con hambre de triunfo, cual jugador de futbol, que entienda que también juegan su partido en el campo de la FIFA, CONMEBOL; etc. Un entrenador que viva futbol, un adicto a la táctica, amante de la estrategia para el próximo partido y partidario del trabajo diario, con jugadores o sin ellos. Cuando los dirigentes brindan las condiciones para el hospedaje de estos obsesivos del deporte rey, nos abrimos al campo de numerosas opciones, eso si el dinero y la gloria son la mejor recompensa. El triángulo lo completan los jugadores, los últimos de la cadena, los frutos de cada programa, entendidos a trabajar por objetivos, mínimos y complejos; con un manual de funciones, donde se indique sus obligaciones y responsabilidades, así como sus sanciones y méritos. Un grupo formado a trabajar con metas reales: Aprender a marcar y hacer pressing, aprender a leer el sistema contrario, salidas rápidas y precisas, etc., no es imposible en visionar cosas simples. No se augura la clasificación, pero sí, una mejoría. Y que quede claro, que este triángulo esta dentro de un círculo mucho más complejo y sistémico.

1 comentario:

  1. tiene mucha razon amigo Orlando el futbol peruano necesita un cambio que como ya lo cito se necesita estrategia y disciplina es que los valores se han perdido cosa que esperamos un día recuperar...se necesitan personas preparadas para dar el resalte que tuvimos un día ...

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